MINDFULNESS

Renzo Chavez
5 agosto, 2019

A lo largo de sus páginas, los autores son insistentes en afirmar que el mindfulness no puede limitarse a una simple toma de conciencia. Esta aguda consideración constituye el corazón y la columna vertebral de la propuesta original de Williams y Penman. No basta el mero deseo de quien dice: “a partir de ahora, viviré más en el presente, me juzgaré menos y todo estará mejor. ¿Cómo no se me ocurrió antes?” Para ser eficaz, el Mindfulness requiere disponer de un camino metódico, escalonado y progresivo, provisto de recursos útiles, numerosos y accionables.

Acerca de la estructura del libro, los tres primeros capítulos ofrecen un marco teórico conciso y contundente, fundamentado en la Terapia Cognitiva Basada en el Mindfulness (TCBM) –creada por el propio Williams–. En respuesta a los clásicos prejuicios que quieren desacreditar la eficacia y seriedad de esta disciplina, los autores sustentan la validez neuro-científica del mindfulnessy consignan sus probados beneficios tanto en la esfera individual como en el marco de la fuerza laboral corporativa.

En los subsiguientes apartados, Williams y Penman suministran una potente y detallada guía práctica, distribuida, a efectos prácticos, en un diseño programático de ocho semanas, donde meditaciones y buenas prácticas se trenzan a fin de favorecer la internalización e implementación del mindfulnessa corto y largo plazo. Mediante el abandono de la actividad desenfrenada y la ruptura de los hábitos del “piloto automático”, la metodología propuesta conduce a la ulterior estructuración de una vida plenamente consciente, reduciendo los niveles de ansiedad, estrés e irritabilidad, y potenciando, al fin de cuentas, la felicidad y auto-confianza de quienes recorren esta senda En pocas palabras, el itinerario mencionado tiene por meta el destierro de una lógica del “hacer” sin sentido, a fin de favorecer una mentalidad centrada en el “ser” de la persona.

Recorramos brevemente cada uno de los ejes temáticos planteados en “Mindfulness”. El objetivo de la primera semana consiste en despertar del síndrome del “piloto automático”, requisito indispensable para todo propósito serio de vida consciente. Solo entonces es posible, en contraposición a nuestra habitual tendencia a racionalizarlo y analizarlo todo, redescubrir la magia de percibir nuestro alrededor: el melodioso ulular de los pájaros, la delicia del cacao en nuestra boca, el aroma del café recién pasado, la paleta de colores del atardecer (semana dos). Estas experiencias sensoriales nos revelan cuánto ganamos al aceptar la realidad tal y como se nos presenta, y cuánto perdemos cuando nos resistimos a ella, refugiándonos en nuestros veredictos, perspectivas y prejuicios (semana tres).

Que los pensamientos no son cosas concretas, sino ni más ni menos que eventos mentales, es el profundo descubrimiento de la cuarta semana de mindfulness. Acercarnos a ellos y no evadirlos resulta clave si deseamos canalizarlos para nuestro provecho (semana cinco). En la medida que, recorridos a cabalidad los pasos citados, hayamos dado con este punto neurálgico, sentiremos que es momento de emprender el camino de regreso. Porque se trata de vivir en el presente, gozar el hoy, y no andarse viajando en el tiempo –pasado o futuro, da igual– (semana seis). Existir “aquí” y “ahora” guarda un valor inenarrable.

¿Cuándo dejaste de danzar? (semana siete). Esta impactante pregunta nos remece y resuena en nuestro interior, y es un llamado al permanente recuerdo de lo esencial. Frente a una “supervivencia” rutinaria, donde repetimos una y otra vez, maquinalmente, procesos interminables que nos desgastan, actividades sosas que no añaden sabor a nuestros días, el mindfulness nos insta a gozar. A condimentar cada segundo, minuto y hora. A transfigurar nuestros horarios de oficina en gratificantesagendas con nombre propio. Y esto, que suena idílico, no lo es. No es ni un ensueño ni una ilusión: es, simple y llanamente, un cambio de óptica. Un cambio de mentalidad. Que empieza ahora, y permanece siempre.

Para Williams y Penman, el mindfulness es más que una disciplina. Es un estilo de vida. La semana ocho es el resto de nuestros días. Es el presente plenamente vivido. Una existencia consciente es una vida colmada de sentido.

WILLIAMS, m. & PENMAN, D. (2011).Mindfulness. An eight-week plan for finding peace in a frantic world. New York: Rodale Inc.

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

veinte − doce =